Cada 10 de diciembre y desde hace 71 años se conmemora en el mundo la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Cimiento de las normas internacionales de derechos humanos, primera declaración universal sobre los principios básicos de los derechos humanos inalienables, es una norma común de comportamiento para todos los pueblos y todas las naciones. A lo largo de su existencia ha transitado los acontecimientos políticos e históricos más importantes de finales del siglo XX y ha entrado en el siglo XXI con mucho todavía por hacer.
La esencia de la Declaración es la protección de las personas, y por ello, se convierte en el compromiso que mayor consenso ha generado en el planeta. Pero es necesario que estos preceptos sean efectivos, que sean defendidos, enriquecidos y respetados, que exista un compromiso de modificar lo necesario para se pueda vivir sin arbitrariedades y garantizar una vida pacífica.
Desafortunadamente, ciudadanos y ciudadanas de todo el mundo recorren un camino de privaciones y crueldad. La vida, la dignidad, las libertades no están siendo valoradas, son cada vez más violentadas, minimizadas y despreciadas. Ante este escenario el ser humano no debe dejar de indignarse ni permanecer indiferente ante los datos que reportan miles de desaparecidos, homicidios, feminicidios, violencia, hambre, pobreza, desigualdad. Unirnos y trabajar en pos de esos derechos es fundamental en la construcción de ciudades más solidarias, inclusivas y sostenibles.
Por esta razón, y a pesar de los buenos propósitos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, hay que seguir luchando porque esos derechos sean una auténtica realidad en todo el mundo ya que el respeto de los derechos fundamentales es un principio básico de cualquier sociedad civilizada que todos debemos respetar y exigir.
Presidencia de la Coalición LAC
Intendencia de Montevideo
